"Mi papá se hace el canchero. Cuando nos juntamos a comer con la familia cuenta cómo boxeaba él. Me dice lo que tendría que hacer yo. Y yo le digo que soy nieto de Julio César Chávez, porque a él lo tuvo de hijo".
Alberto Melián bromea cuando se refiere a la pelea que su padre, Jorge Alberto tuvo con el legendario campeón mexicano. Fue KO en el cuarto round el 12 de noviembre de 1991, en México DF. La pelea más importante en la carrera de quien llegó a ser campeón sudamericano welter.
Junto con Yamil Peralta son los dos boxeadores que representarán a la Argentina y de los primeros deportistas argentinos que llegarán a la villa. Las reglas dicen que un deportista puede permanecer en la Villa Olímpica hasta 48 horas después de terminada su competencia. El programa de boxeo es demasiado exigente y debe haber tiempo suficiente de descanso, el programa se extiende desde el primer día (28/7) hasta el último (12/8). Cuando se le cuenta la fecha de la final de su categoría, Yamil Peralta suelta confiado: "Ufff. Hace un montón que no veo a la familia. ¿Vos decís que hasta el 12 me tengo que quedar?".
El boxeo argentino, aquí acompañado por la palabra siempre sabia de Sarvelio Fuentes, tiene una prestigiosa tradición olímpica. Es la disciplina que más medallas de oro (7) y totales (24) le dio a nuestro país. Pero además fue justamente aquí en Londres, en 1948, cuando el deporte de los puños logró su última gran actuación, sus dos últimas medallas de oro, las de el mosca Pascual Pérez y el pesado Rafael Iglesias (además ganó bronce el medio pesado Mauro Cía).
"La velocidad es lo mejor que tengo y trabajé mucho para sentirme igual que cualquier otro boxeador. Viajamos por todos lados peleando, me siento de igual a igual", se anima Melian. "Quiero sacar el oro, quiero escuchar el himno en el podio. También tengo buena velocidad, que para mi categoría es importante y además puedo ver cuando los rivales se equivocan y les 'marco los puntos'. El boxeo no es todo pegar", dice Peralta.
Nadie los tiene entre los favoritos y verlos pelear por una medalla sería una enorme sorpresa. Pero el boxeo es el deporte en el que las cosas pueden cambiar drásticamente con una sola mano. En un torneo olímpico, lo primero que hay que tener para llegar al podio es convencimiento. Y a ellos les sobra.
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