Mientras la revuelta contra Bachar el Asad se
transforma en una auténtica guerra civil y el caos se apodera de Damasco y Alepo;
mientras las muertes en el conflicto ya son 19.000, según la cuenta de los
opositores al régimen, y siguen creciendo, la vida continúa para los 10
deportistas que representarán a Siria en los Juegos. El COI ha confirmado la
llegada de esos seis hombres y esas cuatro mujeres a Londres, pero se teme el
recibimiento que pueda darles mañana el público durante la ceremonia de
inauguración.
La
delegación siria participó en un acto por la paz en la intimidad de la Villa
Olímpica. Su jefe firmó en el muro de cristal que la simboliza y en el que hace
unos días se rindió tributo a los 11 olímpicos israelíes
asesinados en Múnich 1972. Lo hizo rodeado de deportistas y otros miembros del
equipo, que ondearon una gran bandera siria, según informa la agencia Reuters.
Se fueron sin hacer declaración alguna.
No
hay teléfono de contacto del equipo sirio. Se sabe por la prensa británica que
el Gobierno de David Cameron denegó el visado para entrar en el país al
presidente de su comité nacional, Mowaffak Joumaa, amigo personal de El Asad, y
que algunos oficiales decidieron no viajar, lo que, sin duda, rebajará la
tensión política.
Pero
los deportistas, lo importante, están listos, asegura el COI. Son dos atletas,
dos nadadores, dos halterófilos, un ciclista, un boxeador, un jinete y una
tiradora. Ninguno de ellos está entre los mejores del mundo en sus
especialidades, pero los hay que han brillado en los Juegos Asiáticos, como el
pugilista Wessam Slamana, medallista de bronce hace dos años, y el levantador
de peso Ahed Jouhili, campéon en la última edición de los mismos. Entre ellos
está también Bayan Jumah, que con solo 14 años se retiró en Pekín 2008 para no
tener que nadar, calle con calle, con una rival israelí. En Londres está
apuntada en los 100 metros libre, para los que se ha preparado en Francia
gracias a la ayuda de una beca. Omar Tayara, que fue triatleta olímpico
representando a Siria hace cuatro años y que vive desde hace mucho más en
España, recuerda perfectamente aquel episodio que tuvo que ver más con la
política que con el deporte. “No la dejaron competir”, asegura. Tiene más
recuerdos: “En Pekín estuvimos una docena de deportistas y casi todos nos
entrenábamos fuera”, cuenta desde Rusia por teléfono; “en Siria no se puede
entrenar. Casi no hay instalaciones y las que hay no están en buenas
condiciones. Con la guerra civil será aún más difícil”.
Tayara
se entera de lo que ocurre en su país a través de su tío, exministro, que sigue
en Damasco, y de algunos preparadores con los que mantiene el contacto. “Las
comunicaciones son muy difíciles, pero unas veces por teléfono y otras a través
de Facebook logramos hablar”, explica. Siria forma parte del Movimiento
Olímpico desde 1948. Pero solo tiene una campeona, la heptatleta Ghada Shouaa,
en Atlanta 1996. Su medallero se completa con una plata en lucha en Los Ángeles
1984 y un bronce en boxeo en Atenas 2004.
Ahora,
la política y la guerra lo nublan todo. También en Londres, donde se ha sabido
que Cameron aprovechará el evento deportivo para reunirse la próxima semana con
Vladimir Putin, el presidente de Rusia y amante del yudo, para tratar del
conflicto sirio. Antes, los deportistas de Siria, como el resto de los
participantes, tendrán que desfilar en la ceremonia de inauguración.
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